A lo lejos sonaban disparos y La Joven Guarrior le puso el cuerpo

La Joven Guarrior se encuentra presentando A lo lejos sonaban disparos, un espectáculo músico-teatral con dirección escénica de Juan Parodi. Apoyándose en su último disco, aunque repasando toda su obra, la orquesta de actores-músicos lleva adelante una propuesta poco explorada en la escena nacional. Corriendo la Voz se acercó al Galpón de Guevara y te acerca algunas postales de la noche.

Une no escucha La Joven Guarrior hasta que no los vé. Puede sonar contradictorio, más aún en tiempos en que la  imagen se impone por sobre el resto de la producción cultural. Pero cuando hablamos de la Guarrior, nos referimos a otra cosa. Porque la Guarrior es otra cosa. Es algo que mezcla no sólo diferentes géneros musicales, sino distintas disciplinas artísticas. Todo eso, no cabe en un CD. Streaming can’t buy my Joven Guarrior.

Definido como un recital teatral, A lo lejos sonaban disparos es el segundo trabajo conjunto de la compañía de música y teatro formada hace más de diez años y el director de teatro Juan Parodi. Con un aporte fundamental en escenografía y vestuario de Julieta Sánchez Aragone, la puesta conjunta encontró en el Galpón de Guevara el lugar ideal para desplegar todo su despliegue artístico y humano.

La obra/concierto, aunque encuentra momentos más específicamente teatrales, con monólogos o representaciones corales entre canciones, nunca deja de ser un cruce permanente entre música y actuación. Hasta los plomos son caracterizados para la ocasión, yendo y viniendo en jardineros de jean cual peón hippie entre la selva que se instala cada miércoles en pleno barrio de Chacarita.

Con la cuota de sátira que caracteriza a La Joven Guarrior, entre canciones y representaciones podemos encontrar desde el filosofaseo introductorio acerca de la distinción entre sueño y realidad, hasta una reflexión bien latinoamericana acerca de la identidad racial con Marrón, ya en el epílogo. En el medio, las variadas formas de la música popular que pueblan su discografía para plantar manifiestos provisorios sobre fenómenos diversos, desde el amor hasta las redes sociales, interpretadas por el colectivo que ocasionalmente puede estar con máscaras de animales, de espaldas al público o coordinando sutiles coreografías.

Si bien Juan Isola se destaca en numerosos pasajes del show, la orquesta funciona de manera compacta y solidaria. Tanto la voz principal como los protagonismos actorales rotan tanto como los músicos por el escenario. No hay momento en que el espectador tenga tiempo siquiera para asomar tímidamente el celular y relojear la hora.

Poco menos de una hora y media pasaron de manera veloz a mitad de semana, cuando los cuerpos obreros empiezan a pesar: nada mejor que un shock Guarrior para salir un poco más optimistas, al menos por saberse acompañade.

Fotogalería: Nicolás Avelluto