#Cronica Femme Fest – Edición Greatest Hits: al calor de la lucha, la poesía y la música

El sábado, en Rosario, la gente de Femme Fetal le hizo frente al frío invernal con una edición deluxe de la Femme Fest: a la lectura de poesía de la mano de autorxs rosarinxs le siguió el show de Lalalas y de BIFE, para terminar con un set las Mona con Navaja. Acá te contamos todos los detalles de esta noche imperdible.

Afuera la temperatura pisaba el bajo cero, pero en Capitán, el ambiente transmitía calor y entusiasmo. La música, entre rap, hip-hop y funk, sacudía a lxs que poblaban la pista de baile. Unos minutos más tarde, cerca de la una y media, subió al escenario Marianela Luna para bailar, acompañada por un grupo de amigxs, al ritmo de My Hump de Black Eyed Peas. Yo si no salgo bailando, no salgo” dijo, con su cabello de colores radiantes, una galera y mucha energía. Marianela es la creadora de Femme Fetal, la revista rosarina que desde 2015 apuesta a empoderar y difundir otras formas de literatura, otras formas de contar el feminismo y las experiencias disidentes. La noche del sábado fue una edición especial de la clásica fiesta organizada por el staff, que reunió a diferentes autorxs que fueron publicadxs en Femme Fetal.

Por las tablas de Capitán pasaron diez escritorxs de la ciudad que recorrieron diferentes temas, pero siempre desde una mirada particular, propia de la revista que los convocó, que le escapa a la manera tradicional de escribir. La primera fue Morena Pardo, que leyó un texto titulado “Las lindas” que exploró, con un tono entre humorístico y melancólico, la experiencia de enamorarse de “una de las lindas”. La siguió Rosario Espina, que con su poema “Paletas” reivindicó el derecho de las mujeres a elegir si queremos ser madres, frente a la insistencia social instalada. Pronto, Shorshu Grasso nos regaló una serie de mini poemas cargados de emoción, y Rosana Guardalá nos habló del deseo, que aunque muchos intenten negarlo, también es de las mujeres. El amor deconstruido apareció en el poema “Leíamos El Perseguidor juntos” de Juan Jaula, que nos sacudió a todos con sus versos leídos a ritmo perfecto. La noche se puso internacional con Paola Kremer, que en poemas extensos, poblados de feminismo, sororidad y fútbol, entrecruzó la sonoridad del español con la de su portugués natal. Julia Kabra echó los prejuicios y los tabúes por la borda en su poema acerca de la menstruación, en el que, además de retratar a la perfección la era macrista, cumplió el sueño de muchas de utilizar un tampón usado como arma de guerra.

Lxs últimxs tres poetas nos sacudieron con poesía de alto voltaje, recitada con la voz en alto, como si la vida misma pendiera de las palabras que salían de sus bocas. Carla Saccani movilizó a todxs con un poema dedicado a su madre y otro a la lucha feminista, que había leído en la jornada Ni Una Menos del 3 de junio. Cristian Molina,  con su voz plagada de desesperación, leyó un poema sobre una tía macrista, recordándonos la difícil realidad de darnos cuenta que algunas personas queridas se convirtieron (¿o siempre lo fueron?) en todo lo que no queremos ser. Por último, Maia Morosano leyó, primero, un poema dedicado a Marianela, poniéndole poesía a la sororidad; y luego invitó al escenario a cuatro invitadas para leer un poema en conjunto, que funcionó como celebración de la media sanción de la ley de despenalización del aborto y, al mismo tiempo, como recordatorio de la urgencia de la lucha, que todavía no termina. La imagen de los pañuelos verdes enarbolados por esas mujeres provocó que el público rápidamente empezara a cantar el hit del otoño/invierno: “aborto legal / en el hospital”.

La electricidad que provoca el arte ya estaba en el aire pero aún faltaba la segunda parte. Las cortinas de color bordó escondieron el escenario por unos momentos y al volverse a abrir, las Lalalas estaban en acción. El dúo, conformado por Catalina Lacelli y Florencia Vera, nos sumergió en un trance hipnótico con sus canciones. El ida y vuelta entre las guitarras, al mejor estilo del rock psicodélico, combinado con la voz etérea de Catalina y beats como base, crearon un atmósfera surrealista que invitaba a dejarse llevar por el vaivén musical.

Tras el corto pero intenso set de las rosarinas, otro dúo dominó las tablas: se trataba de BIFE, conjunto integrado por Ivanna Colonna Olsen y Diego Javier Fantin. Abrieron la noche con Tupé, un bellísimo tango que pertenece a su última producción discográfica, Adentro (2018) y que representa a la perfección el estilo de BIFE: una canción que habla de amor para recordarnos que es un dispositivo de opresión del patriarcado” y que lo importante es ser “guachas, alegres y aborteras / Y no esclavas de ningún corazón”. Es que de eso se trata la música para este dúo, de derribar los estereotipos y de deconstruirnos mientras bailamos y nos animamos a ser la versión de nosotrxs que queramos ser. En Yo me bajo, BIFE reivindicó el derecho a la identidad de género y a escaparnos de los binarismos: “me maquillo lo que quiero / de mi amor hago un florero / y con mi cuerpo / lo que me dé placer”.

Antes de tocar El Piropo, Diego le pidió al público que los ayude a cantar y la respuesta fue inmediata, tanto en esa canción como en el hit que le siguió, Libre de mí. El ritmo pegadizo del ukelele de Ivanna puso a todxs a bailar y cantarle bien fuerte al amor romántico que se puede amar de otra manera: “la verdad es que yo te quiero así como sos / libre de mí / libre de todo / libre de mí / de todos modos”.

Pero BIFE no sólo derriba al patriarcado bailando sino también con humor y del bueno. “Esta canción tiene dos particularidades”, dijo Diego antes de tocar Lactoalbúmina,el estribillo está compuesto sobre una definición de Wikipedia y está inspirada en un personaje nefasto de nuestra cultura. A ver si saben quién es”. Acto seguido, comenzaron a cantar “la nata es una capa espesa y untuosa que se forma en la leche”, provocando una risa general. Frente a la avanzada retrógrada de los medios, BIFE nos recuerda el poder de la risa para enfrentarnos a “la opinión del reaccionario”.

Los dos temas siguientes le hicieron honor a la lucha feminista. El primero, Rosa rosa, fue compuesto para las Socorristas en Red, mujeres de todo el país que garantizan que aquellxs que desean abortar, puedan hacerlo: “estas pibas están organizadas para acompañar y no te abandonan”, dijo Ivanna, antes de tocarlo. Y el segundo, nació al calor del Ni Una Menos. “Vos te fuiste y no sabía que no te iba a volver a ver / ¿qué puedo hacer? / voy a enloquecer” dice la letra de Furiosa, para recordarnos todas las vidas que nos arrancó la violencia sexista y el odio transfóbico. Ivanna recitó los nombres de Araceli, de Daiana, de Ángeles, de Diana Sacayán, entre otros porque, como bien sabemos lxs feministas “no nos olvidamos de nada”.

Las canciones que siguieron fueron estrenos de Adentro: primero, la hipnótica Voy que, con su ritmo entre rap y pop, nos alentó a seguir buscando otras maneras, otros mundos, otras posibilidades. Después, sorprendieron con La characarera de lxs vecinxs. “Nos pintó tirar unos folklores disidentes” dijeron luego de reactualizar no sólo un género musical tradicional sino también de derrumbar el mito de la monogamia con la historia de unos vecinos que disfrutan del poliamor: “Mis vecinos polirubro / Politribu poli todo / Todo menos policías / Polirecontra re hermosos”.

Con los temas finales, que pertenecen a los discos Toda (2017) y Con amor (2014), la cumbia fue reina y señora de la noche. Gato gato, La mondiola, Ahora querés masa y Marcelo y Julián hicieron bailar y reír a todxs con sus juegos de palabras y chistes con doble sentido. La pista de baile se convirtió en el lugar de la libertad de poder cantar letras sobre amores no heteronormativos, sobre cuerpos disidentes, sobre el deseo sexual. BIFE nos regaló a todxs la oportunidad de entregarnos al ritmo de su música y entre el glitter, los cabellos de colores y las risas, recordarnos que “cuando bailo me resbalan las etiquetas / cuando bailo me resbalan sobre la piel”. Y la fiesta no terminó con BIFE: el broche final lo pusieron las Mona con Navaja, que nos regalaron un set para seguir entregándonos al beat, hasta el amanecer.

Cindy Lauper cantaba en los 80 que “las chicas sólo quieren divertirse”. Si Lauper hubiera tenido la oportunidad de asistir a la Femme Fest del sábado pasado, tal vez cantaría que lxs chicxs sólo quieren divertirse, pero agregaría, con el pañuelo verde al cuello, que también quieren pelear por sus derechos.