El regreso de los Backstreet Boys en el Luna Park

La boyband regresó al país a 17 años de su primera visita.aEl Luna Park ya había explotado en el grito más agudo. Antes de que, en el momento de dar la bienvenida oficial al show de regreso de los Backstreet Boys a la Argentina, Nick Carter avalara, exigiera, esa reacción ensordecedora al pedir tres cosas a los miles que llenaban el Luna Park: que actúen como locos, que se griten todo y, principalmente, que se comporten como si tuvieran 15 años nuevamente.
Es lógico: 15 años tenían muchos de los presentes cuando la boyband más importante de los 90 llegó por primera vez al país. 17 años después, las marcas del tiempo se hacen evidentes en todos los aspectos posibles menos en ese espíritu adolescente, que se transmite también desde arriba del escenario. Trajeados de azul, Nick Carter, Kevin Richardson, Howie Dorough, AJ McLean y Brian Litrell -la formación original- rondan los 40 pero solo lo denota alguna que otra pequeña demostración de esfuerzo físico; las arrugas retocadas de sus rostros son casi imperceptibles, las voces, y la combinación de los registros que fue marca registrada del formato, se mantienen intactas.
Eso importaría si algún presente no estuviera desviviéndose en un alarido constante ante cada movimiento o guiño de su backstreet favorito, ante cada uno de los viejos hits que hicieron historia cuando era MTV y no las redes sociales lo que marcaba el pulso del éxito. «As long as you love me», «I want it that way», «Quit playing games (with my heart)», «10.000 promises», el primer single «We´ve got it goin on» pero también los temas pertenecientes a «In a world like this», su más reciente disco editado en 2013: «Breathe», «Love somebody», «Permanent stain», un signo de que no solo los nostálgicos llenan el recinto.
Con una tarima escalonada montada sobre el escenario y una pasarela que atraviesa el campo, el show centra su despliegue en las rutinas coreográficas coordinadas y en las intervenciones de cada uno de los integrantes que apelan a la memoria emotiva, o relatan las historias detrás de cada tema. AJ cuenta cómo escribió «Show em (what´re you made of)» junto a Kevin, inspirados en sus hijos, por ejemplo. A tres guitarras, cajón peruano y teclado, el momento acústico del show lleva a decenas de fans al escenario y saca a relucir más vetas de las personalidades. Como cuando Howie intenta en vano hablar en castellano, una vez más (inolvidable el «somos turistos», que le había tirado a Susana en 1998), o Brian payasea cuando la audiencia pide que mueva la colita.
Para el final llegan los dos más esperados, que definen con su concepto la marca de esta nueva visita. «Everybody (Backstreet´s back)», con la coreo de ese video emblemático (vampiros, hombres lobo y momias bailando en un castillo embrujado) pero con camisetas de la Selección Argentina, y «Larger than life», que sintetiza en su estribillo el mensaje que Brian ya se había encargado de explicitar: nada de esto sería posible -el escape a la amenaza insistente de la extinción, sobre todo- si no fuera por el amor incondicional de su audiencia. Un amor eternamente adolescente, con el que se mueven montañas, seguro, pero también se compran las entradas.
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Por Yamila Trautman (RS)
Foto: Beto Landoni