#ElBordoEnElLuna Batallar, cualquiera sea el escenario

Allí, donde vagan los sueños y la imaginación no encuentra bifurcación sino una variedad de caminos que buscan ser recorridos; ese sitio que nos espera cuando necesitamos escapar, incluso, de nosotros mismos; aquel lugar que nos sumerge a lo más profundo de nuestros pensamientos para escabullirnos un ratito de la rutina testaruda que amenaza con instalarse durante una larga estadía; ese momento en el que las miradas se cruzan y se perciben muecas de sonrisas efímeras cargadas de complicidad; un cuarto, un paisaje, un objeto, un libro, una persona, una canción… La vorágine diaria y la fugacidad del tiempo nos exceden, sin embargo, cuando estamos al borde del colapso y la bocha amaga con estallar, recordamos el rincón, nuestro recoveco de armonía y paz, el refugio que siempre nos da la bienvenida.

“Quiero ver sudor caer, que sin esfuerzo nada vale nada”, garantizan los músicos de El Bordo. Y si hablamos de trabajo y sacrificio, el quinteto “más vintage que moderno” puede dar crédito de ello, ya que en pocos meses cumplen sus veinte años de trayectoria como banda y, en tan sólo unos días, realizarán su segundo Luna Park con el afán de presentar oficialmente El Refugio, la última placa discográfica lanzada en marzo de 2017.

No obstante, antes del show, el conjunto liderado por Ale Kurz organizó una cita íntima e interactiva con los medios independientes y Corriendo La Voz dijo presente. El lugar pactado fue Gregon Bar, la sala de ensayo ubicada en el barrio porteño de Almagro y guarida que hace tiempo alberga durante horas a este grupo de artistas.

El encuentro se dio con el propósito de realizar una conferencia de prensa en un ambiente ameno, distendido y entre cócteles. Sucedió que, a medida que los colegas avanzaban en sus preguntas, comprendimos por qué nos encontrábamos allí y el significado particular que había cobrado este recinto bautizado meses atrás como El Refugio por ellos mismos.

“Acá ensayaron terribles monstruos: Los Redondos, La Renga, Pappo, Rata Blanca, La Mississippi, y empezás a contar y no paras. Para nosotros es increíble, primero porque de chico veníamos acá a la puerta a tratar de cruzarnos a alguno de los músicos que admirábamos para que nos den una púa. Después, cuando arrancamos con El Bordo, empezamos a dejarles en el buzón las entradas de nuestros shows, casetes de la banda. Y así, cuando nos cruzamos por primera vez al Tete de La Renga nos dijo: ‘¡El Bordo, sí, yo tengo un casete’! Así que para nosotros esta sala es muy especial”.

La esencia es atemporal

Los orígenes de El Bordo se remontan a un grupo de amigos adolescentes que, como la mayoría de nosotros, soñaba con formar una banda. Empero, lo que distingue el triunfo del fracaso, es nada más y nada menos que seguir, probar, intentar, caer y volver a empezar. Perseverancia, una cualidad que estos pibes con tan sólo 15 años demostraron tener y sostener para llegar a ser hoy una de las bandas más queridas y convocantes del rock nacional. “Un día, cuando recién arrancábamos, mi viejo nos llevó un finde entero para encerrarnos a escribir y grabar canciones y comer sanguches mientras trabajábamos. Hoy, 19 años después, es exactamente igual. Quizás, hay un poco más de estructura, no estamos solos pero la esencia de juntarnos y hacer las cosas es la misma”, relató el frontman del grupo.

La charla conservó un hilo a lo largo de los casi 60 minutos de conferencia y los temas giraron en torno al nuevo disco, el regreso de la banda al Luna Park y la esencia que, según los mismos músicos, los identifica y la protegen como uno de sus tesoros más valiosos. El tiempo es relativo, sin embargo, diecinueve años de recorrido hablan por sí solos. El Bordo es un equipo de trabajo, pero antes y, por encima de las responsabilidades, El Bordo es un grupo de amigos. Y nosotros como espectadores somos testigos directos y nos encanta conocer la faceta más íntima de quienes admiramos. De esta manera, percibimos a través de las redes sociales la confianza y el cariño fuertemente consolidados con sólo verlos reír a carcajadas, divertirse o compartir las vacaciones de verano o los fines de semana juntos.

“Un consejo que siempre damos a las bandas que arrancan es que toquen con sus amigos, que toquen con la gente con la que te entendés, gente que querés. La música es un lenguaje, tenés que trabajar con gente con la que te entiendas”.

Locura y simpleza, guitarra y canción

El Refugio, la séptima placa de estudio de El Bordo, fue lanzada el 17 de marzo pasado bajo la producción de Alejandro Vázquez, quien ya había trabajado con la banda en el disco anterior, Hermanos. La denominación del álbum viene de la mano con el momento de transición que estaban viviendo los músicos con su actual sala de ensayo por lo que hoy en día, llevan el mismo nombre.

La idea de este nuevo material era tratar de desprenderse del rock barrial y darle vuelo a su pasión por el grunge, el rock alternativo y experimentar con el funky y sonidos modernos que evidencian la evolución de la música bordolina en distintos niveles. Algunos ejemplos de este despliegue lo podemos disfrutar en temas como Corazones olvidados, Mi alma ve, Metafísica suburbana o el potente Deporte nacional, sin dejar de mencionar el plus que los artistas se dieron el lujo de sumar a esta lista conformada por 12 canciones: Talk to me, una versión en castellano del conjunto estadounidense Nirvana que se mantuvo inédita hasta que la incluyeron en el DVD “With the Lights Out” en 2002 y que la banda tocó en vivo sólo cinco veces.

Si bien, la búsqueda de un quiebre en El Refugio es certero, hay ciertos rasgos característicos tanto en lo melódico como en la lírica que remiten a la esencia de El Bordo, los cuales no quisieron dejar afuera (o simplemente no pudieron evadir). “No queríamos escapar de nosotros mismos. Nos gustaba. Esto es El Bordo, esto suena a ustedes, suena a nosotros. Me parece que tiene algunas cosas de sonido nuevas, tiene un acercamiento a un lado más funky que nosotros no teníamos en discos anteriores como en El traje o Humano. Pero más que nada, lo que nos queda a nosotros es que tiene un pie en el pasado y la mirada en el futuro”.

Otra particularidad ineludible del álbum es la capacidad de generar diversos climas y transportarte a múltiples ambientes, incluso en una misma canción. Este es el caso de Deporte nacional, una canción que a la mayoría de los colegas y los fanáticos nos suscitó cierta curiosidad a primera oída: “Inicialmente era sólo punk rock, o sea, todo la parte fuerte, bien podrida, con todo el enojo que tiene la letra. Era eso la canción. Y Pablo (Spivak) fue el que dijo, ‘che, ¿no estaría bueno que tenga una intro?’ Y yo (Ale) tenía este arpegio medio beatlesco que venía jugando, lo pegamos y después cuando lo hicimos, propusimos como una fanfarria de vientos a lo Sgt Peppers para darle una introducción y cuando llegamos al final del tema dijimos ‘¿y vi volvemos al comienzo?’. El tema es como un cuentito que arranca beatle, se pone punk y cierra beatle orquestal”.

“Hablar, hablando sólo por hablar,
el nuevo gran deporte nacional.
Tanta basura sale de su voz,
tanto ingenio mal utilizado”.
(Deporte nacional – El Bordo).

 

Será la vida una eterna enciclopedia

El domingo 22 de mayo de 2016, El Bordo cumplía uno de sus mayores sueños, llegaba a la luna y la estallaba. Uno de los escenarios más codiciados por las bandas que forman parte de la escena local del rock. Aquella ocasión, fue un desborde de emoción, nervios y expectativas. Se trataba de una experiencia única y muy deseada. No estaba en sus planes, no se imaginaban que tan sólo un año y medio después volverían a las tablas del Estadio Luna Park para presentar oficialmente en la ciudad de Buenos Aires El Refugio.

“Sentíamos que estas canciones pedían esa cancha, pedían ser cantadas en ese lugar. Así que como es una noche especial de gala, nos vamos a poner nuestras mejores ropas, usar nuestras mejores guitarras y salir a romperles la cabeza”, aseguró la voz de la banda en vísperas al gran show que darán en pocos días.

A diferencia del año pasado, Alejandro Kurz confesó estar muy ansioso por la noche que les espera. No puede quitarse el Luna de la cabeza, pero, al mismo tiempo, disfruta la previa que se generó en torno a la cuenta regresiva hasta llegar al gran día. Es que se viene un domingo diferente, un domingo que abre sus puertas a la música y a quienes se deleitan con ella, un domingo que te obliga a dejar la pachorra, la cama y cualquiera sea la serie que estes mirando actualmente en Netflix,  te invita a salir con tiempo de anticipación de tu casa, encontrarte con amigos, zapar un rato y refrescarte en la vereda antes de ver a tus ídolos.

El Bordo y el domingo proponen un itinerario distinto y entretenido. Resta saber, una vez adentro del recinto, ¿con qué se va a encontrar el público? “El objetivo es ese, que le vuele la cabeza a los cinco sentidos, o los seis, o los que penses que tenemos con todo lo que vamos a ofrecer, con las canciones, con la música, con las pantallas, con las luces, y con la fiesta que hacen los bordolinos que es tremenda, porque sin ellos nada de todo esto sería posible”.

El Bordo es:

Alejandro Kurz en voz y guitarra;
Diego Kurz en guitarra;
Pablo Spivak en bajo;
Miguel Soifer en batería;
Leandro Kohon en piano, armónica y sintetizadores.

“Viví como vos querés ser recordado.
Dejá todo y más como si no hubiese mañana”.
(Todo y más – El Bordo).

Fotogalería a cargo de Moro Del Valle: