Festival Buena Vibra 2019: una maratón de música independiente

No fue una edición más. El Malvinas Argentinas albergó uno de los festivales más ambiciosos que la escena independiente tuvo en el nuevo milenio. En una tarde inmejorable, el Buena Vibra tuvo momentos rutilantes y mucha crítica al gobierno. Corriendo la Voz estuvo presente y te acerca un repaso de la maratón del indie.

Es la una y media de la mañana. El pitido en los oídos deja en segundo plano todo lo demás, el cuerpo de todo aquel que ya no tiene 20 acusa recibo de una larga jornada de estar de pie, caminando, saltando y bailando. Casi doce horas antes, comenzaban a poblarse las inmediaciones del Estadio Malvinas Argentinas, en la mítica República de La Paternal.

Como era de esperarse, la puntualidad no fue posible: las puertas abrieron una hora y media después de lo estipulado en la convocatoria del festival, por lo que les primeros habitantes del predio del Malvinas fueron escuchando, mientras ingresaban, las primeras canciones de Ainda Dúo. La banda encabezada por Esmeralda Escalante y Yago Escrivá fue la encargada de abrir el Escenario Füturock: con el dulzor de sus melodías y la voz de su cantante, fueron aplacando las incomodidades de una espera que obligaba a recluirse en los pocos focos de sombra disponibles en la entrada del predio. Minutos después, abría el Escenario IndieHoy, con Valdés, el dúo pop cordobés formado por los hermanos Eduardo y Pancho Valdés, que le puso house y algo de funk para comenzar a mover los cuerpos de varios grupos de jóvenes que quisieron estar desde el minuto uno.

Valdés

No había lugar para desajustes: en cada escenario podía verse una pantalla con la cuenta regresiva correspondiente a cada banda: cuarenta minutos para las primeras, hasta extenderse a más de una hora las últimas. No había un minuto de silencio ni de descanso entre banda y banda. A las cinco en punto comenzó el tiempo de Banzai FC, una de las sorpresas tempranas del Buena Vibra. Llegaron también las primeras críticas y abucheos al gobierno de Cambiemos: de fondo sonaban declaraciones del presidente Mauricio Macri para convocar al ya clásico hit del mandato. Con una mezcla de géneros que van del tango hasta el funk, con teclados y vientos al frente en largas composiciones instrumentales, los Banzai atrajeron la atención de les distraídes. También generaron la primera sacudida de la tarde con la visita de WOS, el rapero y freestyler campeón de la célebre Batalla de Gallos (competencia internacional de Freestyle), quien participó en la composición y grabación de dos temas de su reciente álbum debut. Además de los temas que comparten en el disco Generación TV: Temporada 1 (ahí donde WOS dispara “quieren matarme por decreto / si no me revelo y canto / eso será cuestión de tiempo”), dieron lugar para una filosa improvisación del joven rapero que incluyó mucho de actualidad:Si cierran C5N que quilombo se va armar o por si hay algún distraído que piensa que no hay talento femenino (que no sería la única alusión de la tarde al productor José Palazzo) fueron alguno de los remates más ovacionados de la impro.

Banzai FC

Además de los dos escenarios, el festival incluyó un espacio cubierto con feria, juegos, y stands de diversos proyectos y marcas (desde una reconocida peluquería hasta disquerías, pasando por pedales de efecto y baterías electrónicas); hubo espacio también para muestras fotográficas, maquilladoras itinerantes y metegoles. No faltaron las artes visuales, con un grupo de artistas convocados por Posca, fabricante de marcadores artísticos, y también un patio cervecero sectorizado (dado que el festival era apto para todo público) desde donde podían verse los diferentes escenarios en una pantalla gigante. Hubo una importante diversidad de propuestas para quienes querían aflojar la atención o descansar los oídos por unos minutos.

Apenas apagado el escudo de Banzai FC del escenario Futütock, Las Ligas Menores comenzaron su lista en el otro extremo del predio. En su primera fecha del año en Buenos Aires, la banda encabezada por Anabella Cartolano entregó las canciones favoritas del público que se agolpó para verlas. Las más coreadas: El Baile de Elvis (“y de la manera más feliz / así te voy a recordar”), Accidente y A 1200 km (“prefiero el silencio de la montaña / a escucharte hablar una y otra vez de cómo nunca perdés”) de su disco debut homónimo. De su último disco, Fuego Artificial, sonaron los nuevos hits En invierno, Peces en el mar y ese exquisito retrato depresivo pos-separación Ni una canción (“hay que dolor / prefiero dormir todo el día de hoy / sin pensar en las cosas que tengo que hacer”), para la cual tuvieron el segundo gran invitado del Buena Vibra: Gustavo Monsalvo, el Niño Elefante amo de las cuerdas de El Mató a un Policía Motorizado. “Gracias por cantar con nosotros”, saludó Cartolano sonriente desde el escenario.

Las Ligas Menores

En seguida Los Militantes del Clímax largaron con su show, los primeros en incluir una propuesta artística por fuera de lo musical. Tanto en la apertura como en el cierre, los Militantes se ocuparon de dar su mensaje: mediante las rutilantes apariciones de Frank Bersi, encargado de las representaciones teatrales en la banda, hablaron de curas abusadores y de la hipocresía detrás de los abusos intrafamiliares, como así también del aborto clandestino. Entre ambos actos, los Militantes llenaron el aire de sus versos con alto contenido crítico, cuestionando desde ciertas posturas del rap (o les raperes), hasta el modelo productivo nacional. Son tiempos complicados, la guita no alcanza para nada, lanzan desde el micrófono, entre funk y rimas, con un sonido que lo emparentó bastante con lo que Banzai FC había hecho minutos atrás.

Con el sol escondiéndose tras el microestadio, un público agradecido de la sombra recibió a Bándalos Chinos, banda liderada por Goyo Degano que parece –por su estética y su sonoridad-  extraída desde los 80. Los Bándalos se encargaron de switchear el agite y el pogo de los Militantes por una pista de baile multitudinaria frente al escenario IndieHoy.  Degano tuvo que detener el show para que la Cruz Roja intervenga y asista a une de les tantes descompensades que tuvo la jornada agradable, pero calurosa. Los tres puestos de hidratación –no indicados en el mapa del predio- no eran suficientes para los más de diez mil asistentes que terminaban por hacer visitas regulares al baño para rellenar botellas de plástico, lo que, considerando la inmensa cantidad de gente que poblaba todo el predio, se convertía en toda una travesía (casi tan tortuosa como pagar $80 o $100 pesos por una botellita de agua, la otra alternativa). El show continuó fiel a la premisa y Bándalos Chinos entregó un buen rato de pop bailable, con tintes funk y un repertorio dominado por material de BACH, su LP lanzado el año pasado

Bándalos Chinos

Eran las siete y media y, aunque parecía haber pasado un montón, recién llegábamos a la mitad del festival. Parafraseando a un célebre productor de la industria mediática televisiva: «lo mejor estaba por venir». Así fue que llegó uno de los momentos más potentes de todo el festival: el set de Marilina Bertoldi. La expectativa por su presencia no sólo estaba dada por su brillante presente musical, sino por sus declaraciones en torno al premio otorgado por el Suplemento No y a las declaraciones de José Palazzo, productor del Cosquín Rock. Así fue que entre la dulce mezcla de rock y funk que entregan las canciones de Prender un fuego, su impecable último material discográfico, y los clásicos como Sexo con Modelos o Cosas Dulces, Marilina dijo lo suyo. Ahí donde la estridente Tito Volvé cierra con “ay cómo les duele comerse el viaje / se enojan sólos / vayan con mamá”, Marilina lanza su dedicatoria:para vos, José Palazzo.

Marilina Bertoldi

Si en cada artista presente en el Buena Vibra dio motivos para bailar, el tándem LoutaEl Kuelgue fue uno de los picos más altos para mover les cuerpes. Con estilos y propuestas bien diferentes, cerraron lo que podríamos delimitar como el segundo momento del festival. Louta tuvo lo que lo hace ser un éxito: música, baile, rimas, teatro, color y papelitos. Abriendo con su clásico Todos con el celu, pasando por Somos tan intensos y la pesada Uacho (con Marilina Bertoldi), hasta terminar con Palmeras, sólo con teclados de fondo. En el medio: coreografías, astronautas peludos con cabezas de bolas de espejos se dieron un abrazo, puestas en escena, un meneaito y Louta cantando y bailando sin parar. Minutos después, del otro lado del predio, El Kuelgue regalaba su música y sus momentos de humor. Los personajes de Julián Kartún entran y salen de las canciones, tanto como las referencias a la actual crisis: te das cuenta / volvimos a vivir en los 90”, canta Kartún entre escenas típicas de la década menemista en Parque acuático, y grita: ¡hay que separar la Iglesia del Estado!, en el medio de Cristo es Marquitos Di Palma (“¡Cumbia sí / trabajo no!»). Entregaron también momentos épicos, con un Kartún extasiado de autotune interpretando el viral Amor, comprensión y ternura, mientras se peleaba con los reflectores del escenario. “Te hicieron votar a un millonario que no sabe ni hablar”, verseó Kartún antes de despedirse.

Louta

Con coloridas flores adornando el escenario, una locución en portugués con subtítulos en pantalla lanzaba un llamamiento: en lugar de desistir / digan conmigo resistencia / más días de lucha / por menos días de luto, y finalizaba con una U y una S gigantes, mientras les jóvenes se acercaban al escenario, Usted Señálemelo ocupaba sus puestos. Los mendocinos cumplieron las expectativas de su también joven público, con un poco de postureo adolescente y mucho de cuidadísimas composiciones musicales, que los ubican como una de las propuestas más poderosas del indie nacional de los últimos años. Aguetas, Pana, Puedo morir, Puedo caer , fueron algunas de las canciones que regalaron a un público que, tal vez, no conocía el único cover que hicieron, Sinfonía Americana, de Los Abuelos de la Nada, canción que doblaba en edad a muchos de los más fanáticos de los Usted. «Buena vida, chabón«, lanzó Juan Saieg en uno de sus pocos comentarios entre canciones. Desde el otro lado, los músicos de Los Espíritus se asomaban a las vallas del escenario Füturock para no perderse a los mendocinos. Entre los “olé olé olé / usted usted”, Saieg pidió “una foto para el insta”, y los US se dispusieron con su público de fondo para inmortalizar la noche.

Usted Señálemelo

Quedarían los cierres en una noche que se iba a extender más allá de lo previsto. Los Espíritus hicieron lo suyo cerrando el Escenario Füturock: los clásicos de sus tres discos (y medio, contando el Guayabo de Agua Ardiente), y El árbol de los venenos, adelanto de su próximo disco. Los más festejados: La mirada, Perdida en el fuego, El viento y Perro chico, ese canto desgarrador de la niñez precarizada y marginal. El público tuvo también su clásico berretín en el cierre con La rueda que mueve al mundo, armando esa corrida circular para ilustrar una pieza que critica el consumismo y derroche capitalista, y despidiendo a la banda con el coro de: “en las noches / en las noches”.

Los Espíritus

Algunes habrán dicho basta y emprendido la retirada antes de tiempo, pero todavía quedaba el broche de oro: Sara Hebe y Ramiro Jota cerraron el Escenario IndieHoy y el Buena Vibra al mismo tiempo, con pura cumbia y ritmo antifascista. Con las rimas combativas de La nueva Ley, Pucha o la popularizada El Marginal, Sara Hebe dio una patada a cierta monotonía que tenía atrapado al público que cumplía su novena hora de música ininterrumpida: sin postureos ni pretensiones, tanto en sus letras como en su staff de bailarines de-generades, pusieron el cuerpo y escupieron en la cara del poder, del prejuicio y del fascismo. Para vos que sos re yuta / la Loola es mujer y se le para, lanzó desde arriba Sara Hebe, junto a una de las bailarinas travestis que levantaba un cartel con la consigna: «Basta de travesticidios«, dejando un mensaje bien claro su postura frente a debates que algunos sectores parecen querer reflotar dentro del feminismo. Perreos, tetas libres, cumbia rap contra toda dictadura: el Festival Buena Vibra terminó bien arriba justo con una puesta que no ha sido la usual ni en esta edición ni en ninguna de las anteriores, y eso es, también, un punto a favor del festi que se define como “el más lindo del mundo”.

Vagaboom y Asado de fa fueron los últimos hits que regalaron Sara Hebe y Ramiro Jota, cuando el reloj marcaba la 1:30 y la jornada maratónica llegaba a su fin. En la injusticia crecerá nuestro grito, fue la frase final, estampada con aerosol en una tela blanca, con la que Sara Hebe y su crew cerraron un festival que no habló mediante presentadores, pantallas ni mediadores, sino a través de sus artistas.

Fotos: Marcelo Javier Moreno