Kapanga y un Spectaculum diferente

Hace un tiempo atrás, Andrés Ciro Martinez, ex líder de Los Piojos, declaró «es difícil tocar en un festival después de Kapanga, te dejan la gente muy al palo y tenés que mantener esa euforia». Esta vez, la banda oriunda de Quilmes se animó a algo sorpresivo y raro, tanto para la banda como para su gente, ya que se trató de un show acústico en un lindo teatro de la Capital Federal. Corriendo La Voz fue partícipe de un acontecimiento especial para contarte lo que pasó.

Al entrar al Teatro Gran Rivadavia, la primera imagen que se obtenía era la del público kapanguero sentado, extraño, sin dudas. Para el que no entiende de lo que hablamos tiene que saber que la gente que sigue a esta mítica banda nacional, es de las más efusivas y pasionales. El clásico canto «Pan y vino, el que no grita Kapanga para que carajo vino» desde las butacas sin estar parados causaba impresión, ya que el agite esta vez era totalmente distinto.

A las 21:30 las luces se apagaron y en los asientos del sector preferencial, muy cerca del escenario, se abrió un paraguas y se encendieron luces de colores, de esas bien de cotillón. «Buenas noches, bienvenidos a Spectaculum», soltó Martín «Mono» Fabio, el gran showman de la banda. Con instrumentos de cuerdas, percusión y vientos sobre las tablas, la romántica Desearía abrió una noche histórica.

El «Mono» advirtió en las primeras canciones «qué raro verlos sentados, vamos a hacer muchas canciones que tenemos grabadas y no tienen sus chances en otras noches, pero hoy sí las tendrán, espero que las disfruten» , y es por eso que sonaron Flotar, Agua en Marte, Mio, Postal y Sol cantada por el excelente guitarrista Miguel «Maikel» De Luna Campos. Las primeras ocho canciones del show, mejor dicho la mitad, ya que fueron 16 en la lista de temas, todo era muy tranquilo y la gente se había sorprendido también al escuchar una nueva versión más lenta y bailable de El universal, himno del grupo.

En el tramo final del show, las ganas de pararse de los espectadores eran incontenibles. Es por eso que Motormúsica, cantada a dúo por el «Mono» y «Maikel», empezó a poner ansiosos a los presentes. Los únicos invitados de la noche fueron los cantantes Guido Ruggiero y Tomás Bacigaluppi de la banda de funk y hip-hop Lo’ Pibitos en la canción Descarte. En los últimos tres temas, ya definitivamente todos se pararon y, acto seguido a ello, saltaron y agitaron en Locos, donde se vivió el momento más idílico de la noche; La crudita y el cierre con el hit que conquistó el corazón de los kapangueros hace ya un tiempo, No me sueltes.

Kapanga demostró que el formato acústico le sentó muy bien, y que a pesar de que el fuerte de la banda sea la fiesta que se descontrola en sus recitales, tranquilamente podrían seguir haciendo estos tipos de espectáculos en el transcurso del tiempo para desempolvar viejas canciones que no son tan escuchadas en sus shows. El conjunto de Quilmes sigue creciendo cada vez más, y esta vez se animo a algo muy particular y mal no les salió, todo lo contrario: continúan demostrando que parados o sentados son una banda más que afianzada en la escena de la música argentina.

Fotogalería a cargo de Belén González: