Muse da un show de rock directo en Buenos Aires

A las 9 de una noche fría, casi hostil en un estacionamiento de Vicente López, casi a orillas del río, Matt Bellamy y el resto de Muse salieron al escenario a dar un show directo, punk en los términos de esta banda de estadios, esta vez sin pasarelas ni fuegos de artificio.
«Psycho», de Drones, su nuevo disco, dio comienzo al show con un riff de guitarra en ritmo de shuffle, casi un blues-rock vintage con sonido aggiornado que cuando llega al coro ya es algo fantasmal (Bellamy podría ser Marilyn Manson cuando canta: «Te voy a convertir en un fucking psicópata») y enciende sin esfuerzo la paranoia apocalíptica de siempre de Muse. Porque «Reapers», también del último disco, que es la segunda canción del setlist, viene pegada a la anterior con una letra que habla sobre cómo se mata a control remoto en las guerras de ahora, con una guitarra poderosa y trabada que recuerda a las de Tom Morello en Rage Against the Machine.
Durante una hora y media, el trío inglés avanza sobre esa lista un set de temas únicamente propios (calcado del show que dieron dos días antes en Chile) que desnuda el ADN de su rock progresivo moderno: la angustia existencial en la voz a lo Thom Yorke en temas como «Hysteria» o «Plug in Baby»; las solitarias y ochentosas notas de piano onda U2 de «Mercy», o la megalomanía pop de Bono y Freddie Mercury como influencias más que evidentes en «Madness».
Pero en esta cuarta visita a Argentina, la primera solos al aire libre, los Muse se presentan despojados de trucos de cámara. Con lo bueno y lo malo: en pleno show, Bellamy recoge una bandera que había arrojado el público y la usa como capa. Es un acto fallido: la bandera es de Uruguay. La abandona después del chiflido masivo, y enseguida se emponcha con una de Argentina para cantar «Time is Running Out», uno de sus hits. La preocupación de Bellamy por el fin del mundo, las teorías conspirativas o la alienación de la raza bajo el yugo del sistema resisten incluso una mirada al descubierto.
 

Nota Patricio Lange (RS)
Foto: Rodrigo Alonso